Lamentos y sollozos, llantos y lágrimas, lástimas y piel dañada. Lanzas sin fuerzas tiradas a la nada, un blanco que se pierde en el horizonte, un sueño que se debilita en cada despertar de la pesadilla. Una palabra que debilita los paisajes y sus aromas, aromas a tierra, a humedad, a un humus lodo tendiendo a lo nauseabundo y viscoso. Las risas que se pierden en las burlas, en la mofa, en la soledad de los arrepentimientos, y, las heridas de los héroes llenas de gusanos, sangre que se coagula sin herida evidente, fuegos de envidias que destruyen ojos y miradas, cenizas que se las lleva el viento y con él las ilusiones; visiones de mundos opacos y grises y tristes, visiones de terrores y horrores por los estertores emitidos por los niños que ya no se alimentan de ninguna esperanza y se resguardan de la guerra de los hombres. Ya el esperar es vano. Vana la espera del amor rosa que consienta mejillas, solo hay el amor a las cosas, a los objetos, a las modas y tendencias que cada vez más alejan al ser humano de su humanidad y humildad. Son ruidos los que se generan en el movimiento de la sociedad enferma y sin corazón, que se retuerce como gusano cortado en dos. Las civilizaciones hoy son las imposiciones para no perder la vida, ¡no dudes! puede ser peligroso, en este mundo de las certezas rápidas y perdidas, de las inteligencias artificiales más artificiales que inteligentes, del tiempo del mundo moldeado por el odio y el desprecio, la avaricia es el motor y la riqueza la fuente de toda guerra. De dónde viene tanta mentira inventada en el azaroso ir y venir de los sentimientos que son ahora momentáneos y perecederos. Somos la pérdida y no la asumimos nuestra. ¿y si fuésemos la victoria?
15102025-15:27
quinCHÉ